top of page

30 de abril, día del niño.


Genaro, fotografía 2019.

Niñez, esa etapa solemne.

Tener a Genaro, mi hijo, ha sido todo un reto, y no solo lo que representa un embarazo y sus determinados cuidados, o lo que es un post-parto con sus connotaciones. El reto es ser una mujer que trabaja en su propio negocio (mi otro hijo) y tener la increíble tarea de la crianza de un nuevo ser humano.

Antes de que naciera Genaro fui a una platica prenatal, una de las cosas que más me causaban curiosidad de preguntar a las otras madres, era cómo es la recuperación después del parto, y no me refiero a la recuperación física, sino emocional. El nacimiento de un hijo es un parte-aguas en la vida de cualquier mujer, es entrar a una vida nueva. Y yo me preguntaba dentro de mi mente cuadrada y llena de procesos ¿cuánto tiempo debe pasar para poder recuperar mi vida como Betsaida? Betsaida quien trabaja, quien viaja, quien sale con sus amigos, quien pinta. Me aterraba la idea de no tener tiempo para mi, de recuperarme. Entonces busque a alguien que dentro de su experiencia me diera respuesta a mi pregunta, cuánto necesito para poder recuperarme? 40 días? tres meses? 9 meses?

Efectivamente, escuche lo que quise, 9 meses, en 9 meses te vas a recuperar. Me tranquilicé. Y preparé todo para la bienvenida de Genaro, programé mi oficina por dos meses, trabajé a distancia estando embarazada, a la semana después de haber parido, estaba sentada en mi escritorio. Lo había logrado, había completado mis horarios, mi programación, a mi manera. Ahora solo faltan 9 meses más para recuperarme a mi misma.

Un buen día, lista para irme a trabajar, Genaro comenzó a llorar, ¿pero por qué? No debería estar llorando, ya hice todo, comida, pañal, dormir, ¿?. Entonces lo tomé y lo traje a mi oficina. Paraba a ratos, y yo con una mano en el teclado enviaba correos, 5 minutos, y comenzaba a llorar, lo alimentaba, lo colocaba en su cuna, y volvía a trabajar. Lloraba. Termine y me fui a casa con el, solo había hecho la mitad de mi trabajo de la jornada de ese día. Tuve una sensación de frustración, estoy quedando mal con mi trabajo, estoy perdiendo clientes, estoy descuidando mi otro hijo. Y Genaro seguía llorando. Sentía mi estado de humor, si yo estaba nefasteada, el también.

Y justo ahí comenzó mi preocupación, nada de mi plan, (después del nacimiento de mi hijo) estaba saliendo como había previsto. Para una mujer de 26 años que le encanta planificar, estaba siendo un golpe fuerte. Ni mis tiempos, ni mis nueve meses iban como debían de ir, nunca me voy a recuperar, nunca voy a volver a ser Betsaida.

Y efectivamente, nunca voy a volver a ser la misma persona. No la que estaba presente en la tierra el 5 de marzo de 2019 antes de las 6:24 am. Y no hay plazo que marque si regresa o no, esa Betsaida ya se fue, no existe más. Y a manera personal, un hijo vino a transformarme. Increíble naturaleza, tu eres el conducto para formar vida, pero de lo que no te das cuenta es que en ese mismo proceso, tu te estás creando también.

Soy Betsaida quien trabaja acompañada, soy quien viaja acompañada, soy quien sale con sus amigos acompañada, soy quien pinta acompañada. Soy Betsaida y me acompaña mi hijo Genaro en esta vida, esta vida que no tenía que recuperar, porque no he perdido absolutamente nada, ni mis tiempos, ni mi trabajo, ni mi vida social, ni mi pintura, ni mi identidad.

En cambio obtuve, obtuve una increíble responsabilidad, obtuve nuevos horarios, obtuve una nueva compañía, obtuve un nuevo rostro que pintar.

Obtuve a mi Genaro.

Para Genaro en su primer día del niño.


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page