"La mujer no nace, se hace"
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Simone de Beauvoir con una de sus frases más célebres “la mujer no nace se hace”, ella hace referencia a que como mujeres somos la suma de todo este bagaje cultural que nos acompaña desde el día 1 de nuestra crianza, incluso dice que a una bebé mujer se le amamanta de una manera diferente a como se amamanta a un bebé varón.
Desde que me convertí en mamá me la paso reflexionando lo que significa maternidad para mí, porque cada mujer, incluso la que no es mamá, tiene su percepción de lo que es ser madre, en mi caso soy una mamá soltera, la cual trabaja, estudia y cría a su hijo. Además de todo esto, tengo una red de apoyo familiar y de amigos que están ahí para echarme la mano con mis múltiples actividades, entonces con esto, no trato de generalizar, porque estoy totalmente consiente de que cada mujer vive sus propias circunstancias, pero si me gustaría compartir lo que he aprendido y que algo que últimamente lo llamo mi lucha.
A través de todo este tiempo, precisamente desde que estuve embarazada hubo algo que comenzó a hacerse presente en mi de una manera muy natural, el concientizarme de que lo más importante soy yo. No mi hijo, no el papá de mi hijo, no mi familia, no lo demás. Yo. Y esto puede leerse selfish, y he de confesar que me sentí mal de pensarlo así, pero entre más pasaba el tiempo más me di cuenta de que tenía cierto grado de razón. Recuerdo que en el embarazo para mi fue una prioridad el arreglarme todos los días, peinarme, maquillarme y ponerme ropa bonita, (de embarazada), esto provocó en mí una reacción tan positiva, que puedo llegar a decir que me sentía la mujer más divina del mundo. Y estoy cien por ciento segura que eso repercutía en el bienestar de mi hijo en la panza. Y de aquí parte mi punto primordial y parte de mi lucha. La importancia del bienestar en las madres, la importancia de tratarte y ser tratada con flores, porque tú eres dadora de vida. Tienes en ti una grandísima responsabilidad, tus hijos, si tu estás bien, por lo tanto, ellos lo estarán.
Creo que damos por sentado, y en parte de mi experiencia, que la mujer es solo un objeto (una incubadora) que su responsabilidad es abrir las piernas, que le saquen el bebé, luego que lo prendan de su seno, lo alimente, le cambie su pañal, lo bañe, le cuide la fiebre, y literalmente se entregue totalmente a él. Tu ya no eres tuya, sino del bebé. Que olvides que para ti una prioridad pueda ser alistarte todas las mañanas, ponerte labial, peinarte, sentirte bonita. Que olvides que una prioridad para ti es alimentarte sano, planear ir al gym o hacer alguna actividad que a ti te guste. Olvidarte de salir con tus amigas y amigos, olvidarte de tu vida profesional y tus sueños y metas en la vida.
Porque hemos sido criadas para ser las madres perfectas, las vírgenes Marías, nuestro destino es ser madres y con eso ya hemos cumplido con nuestra naturaleza, entregarnos en cuerpo y alma a nuestros hijos, se nos corona, se nos da el título de MUJER.
Por mi parte no comparto este pensamiento, por mi parte me acepto en mi imperfección, acepto que disfruto el tiempo para mi sola, para arreglarme, para hacer cosas que a mí me gustan, para continuar con mi vida profesional y seguir creciendo, acepto que no todos los días le cocino y atiendo a la perfección a mi hijo, porque hay días donde estoy cansada y prefiero darme ese tiempo para estar bien los demás días conmigo y con mi hijo, porque esta es la importancia de la maternidad, no eres del bebé, tú te perteneces, tu eres la fuente de poder, tu eres la madre, tu sigues siendo la mujer, la mujer que merece cuidarse con todas las flores del mundo, y que la gente a tu alrededor te rinda el mismo respeto y cuidado, porque entendámoslo, si nosotros estamos bien, nuestros hijos estarán bien, esa es nuestra responsabilidad.
Deconstruyamos la palabra maternidad, seamos nuevas mujeres.